Si estás pasando unos días en Dénia, y no sabes qué visitar, aquí tienes un ejemplo de los sitios con más encanto de la ciudad.
Mar, Montaña, Cultura, Historia, Tradiciones.
Dénia
Dénia, la puerta de la Costa Blanca, se encuentra al norte de la provincia de Alicante, limitando con la de Valencia, y da cabida a más de 41.000 habitantes en la actualidad. Su estratégica ubicación, a los pies del Mediterráneo y resguardada por el macizo de El Montgó, le confieren un clima y unos paisajes verdaderamente especiales, que pocos pueden olvidar.
Esta pequeña gran ciudad reúne todo lo que uno puede desear: playas interminables de arena y de roca, un parque natural, un casco histórico con encanto, historia, fiestas, tradiciones, comercio y una rica y variada gastronomía. Si a todo ello le añadimos una temperatura más que agradable, de unos 20º de media a lo largo de todo el año, el resultado es el éxito seguro.
Historia
Dicen que Dénia debe su nombre a Diana, diosa de la caza en la mitología romana. Lo que en la época del Imperio de Roma se llamó Dianium, con la llegada de los musulmanes se denominó Daniya. Y, por último, tras la expulsión de los moriscos, la ciudad recuperó su origen romano para ser bautizada como Dénia.
Esta evolución toponímica pone de relieve una gran riqueza histórica. El pasado de Dénia se remonta a las culturas íberas. Y por sus tierras han pasado, dejando numerosas huellas, griegos, musulmanes y romanos.
En El Montgó quedan vestigios que hablan del pasado de la ciudad, como el asentamiento íbero del siglo IV a. C., en la zona de la Punta de Benimaquia. Sin embargo, los expertos aseguran que una pequeña colonia griega, llamada Hemeroskopeion, es el auténtico origen de Dénia.
La ubicación del puerto de Dénia ha marcado el devenir de la villa a lo largo de su historia. Los romanos no dudaron en conquistarla y explotar su costa tanto para fines comerciales como militares. Así, la ciudad vivió una época espléndida, según delatan el imponente castillo y los restos arqueológicos que se halla dentro y fuera del casco urbano.
Los musulmanes anexionaron Dianium a su territorio en el año 713 y la convirtieron, tras tres siglos, en un reino taifa bajo el nombre de Daniya. De aquella época nos hablan en el castillo las murallas, el Portal de la Vila y la torre del cuerpo de guardia.
Tras la reconquista se vivió una etapa muy próspera, especialmente en el marquesado de Dénia s. XV-XVI. Fue en el s. XVII cuando el Duque de Lerma le concedió a la villa, entre otras prebendas, el título de Ciudad (4 de abril de 1612).
Más tarde, Dénia dejó su etapa dorada y no se recuperó hasta otro de los momentos más álgidos de su historia, en el s. XIX, gracias al comercio de la uva pasa, un fuerte revulsivo para la economía local. Pero, una plaga, la filoxera, acabó con el cultivo de la uva, lo que dio, de nuevo, un vuelco a la economía y fisonomía dianenses. La actividad comercial fue sustituida por la fabricación de juguetes de madera a finales del s. XIX y principios del XX. Con el tiempo, las actividades agraria e industrial han sido sustituidas por todo lo que rodea al turismo, motor económico de la ciudad.
Cultura y tradiciones
Dénia guarda muchas y muy diversas tradiciones. La mayor parte relacionadas con la gastronomía y las fiestas, aunque las hay de todo tipo.
El secado de la uva pasa forma parte de las más presentes, reconocible a través de las edificaciones, riuraus, en las que se llevaba y lleva a cabo el proceso.
También hay que hablar de la estrecha relación que mantiene la localidad con el mar, lo que ha dado origen a una actividad tan curiosa como el secado del pulpo y algunos pescados. Son pocos ya, pero aún quedan, sobre todo restaurantes, quienes mantienen la costumbre de secarlos al aire libre para su curtido y conservación.
En el terreno religioso, en Dénia perviven algunas costumbres como la procesión de la Virgen de los Desamparados, patrona de los pescadores. Y En julio los marineros celebran la Virgen del Carmen.
Tierra adentro, una de las tradiciones más peculiares es la “Dansà grotesca” que se celebra en las fiestas de la calle Santíssima Trinitat, en el mes de mayo. Una celebración en la que todos los vecinos participan danzando en la calle disfrazados grotescamente. Un divertido espectáculo que suele adquirir tonos críticos con la actualidad local, nacional e internacional.
den las ermitas de Santa Paula, Santa Llúcia y Sant Joan, también hay festejos de todo tipo, ligados, muchos de ellos, a la gastronomía local. De hecho, en San Juan los amigos de la ermita ofrecen su delicioso “tomacat” a todo aquel que se acerque a compartir la celebración con ellos.
Fiestas
Existe una leyenda urbana sobre Dénia y sus fiestas. Se dice que es la localidad con mayor número de festejos del mundo. Realmente no es así, pero seguro que por poco. No en vano, los dianenses celebran fiestas a lo largo de todo el año. El patrón de la ciudad es Sant Roc (San Roque) a quien se le rinde homenaje al mismo tiempo que se celebran las fiestas de Moros y Cristianos. Sant Roc es el 16 de agosto y el día grande de Moros y Cristianos el 15.
Sin embargo, las fiestas principales son las que se dedican a la Santíssima Sang (Santísima Sangre), patrona de la ciudad y su día grande es el segundo miércoles del mes de julio. El fin de semana anterior comienzan las celebraciones y se alargan hasta el domingo siguiente.
Además, Dénia, como otras pocas localidades alicantinas, tiene sus Fallas en el mes de marzo. Y lLas conmemoraciones ligadas a la religión son varias. Por supuesto, no falta la Semana Santa, y también hay una intensa actividad en los barrios de Dénia durante San Pedro (29 de junio). En La Pedrera le dedican todo un fin de semana a su patrón. Otro tanto de lo mismo ocurre en la calle Sant Pere. A ellas hay que añadir las fiestas en las ermitas de Sant Joan (24 de junio), Santa Paula (26 de enero) y Santa Llúcia (13 de diciembre).
Gastronomía
Dénia ostenta el título de Ciudad Creativa de la Gastronomía, concedido por la UNESCO en el 2015, lo cual pone de relieve la gran calidad culinaria de la ciudad. La cocina mediterránea es la seña de identidad, aunque en las decenas de restaurantes que alberga Dénia se puede encontrar todo tipo de platos nacionales e internacionales.
El buque insignia de la gastronomía dianense es el prestigioso cocinero Quique Dacosta, con tres estrellas Michelín. Su restaurante se encuentra entre los mejores 50 del mundo, por lo que el nombre de Dénia llega a todos los rincones del planeta. Además de Dacosta, en Dénia se encuentran cocineros de la talla de Miquel Ruiz (considerado el padre de la cocina valenciana contemporánea) y numerosos profesionales dedicados a una gastronomía en la que imperan los productos del mar, como los pescados y arroces. El arroz a banda es el plato más tradicional y distinguido en las mesas de Dénia, aunque también se aprecian mucho las paellas y “fideuà”. Lo más típico son las tapas, conocidas localmente como “picaetes”, del mar y de la tierra, caseras y elaboradas. No dudes en probarlas.
Qué visitar
Para conocer Dénia es imprescindible adentrarse en su casco histórico y recorrer el laberinto de las calles más antiguas que unen el Ayuntamiento, el Museo Etnológico, el Arxiu Municipal y el castillo. Parada obligatoria es la calle Loreto, donde se pueden degustar las “picaetes”, arroces y pescados de los numerosos bares y restaurantes que en ella se concentran. Además, en ella se encuentra el convento de las Agustinas, edificación que no pasa desapercibida ante los ojos foráneos.
En el casco urbano se encuentra el Mercado Municipal, la calle más céntrica y frecuentada de la ciudad, Marqués de Campo, la iglesia de San Antonio y el claustro adyacente y el Museo del Juguete, entre otros lugares interesantes para adentrarse en Dénia. De ahí a la zona marítima hay bien poco, pues Marqués de Campo desemboca en el puerto, ofreciendo unas vistas espectaculares a lo largo de todo su recorrido.
La vertiente marítima de la ciudad da cabida al barrio marinero. Pero antes de llegar a él hay que visitar la lonja de pescado, en la que los barcos descargan sus capturas cada tarde para venderlos en la subasta. Ya en el barrio de los pescadores, hay que observar sus edificios, casas bajas en las que antiguamente vivían las familias ligadas al mar. Hoy en día se concentran terrazas, bares y restaurantes en los que disfrutar del delicioso clima dianense.
Dejando de lado el entramado del casco urbano, las direcciones a tomar son varias. Hacia el norte, Les Marines: una extensa costa de arena y cordones de dunas, que llega hasta el término de Els Poblets. Al sur, Les Rotes, una costa rocosa en la que se encuentran varias de las calas más bellas de la zona y la reserva marítima del Cabo de San Antonio. Desde Les Rotes hacia el interior se extiende el macizo de El Montgó con su parque natural. Es una de las reservas de flora más importante de España puesto que alberga varias especies endémicas.
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